SINFOROSO EL CELOSO
Teresa: Esposa de Sinforoso
Prima : Prima de Teresa, que también se llama Teresa.
Sinforoso Esposo de Teresa
Ruperta La
mucama
Jorge: El
novio de la prima de Teresa
Repartidor: Entregara un ramo de flores
Al levantar el telón se encuentra la mucama Ruperta
limpiando los muebles de la sala, ingresa Teresa.
Teresa. – Ruperta, ya salió el Señor Sinforoso.
Ruperta. – Todavía Sra.
Teresa. - Tienes
que estar atenta porque en cualquier momento llega mi prima Teresa, no quiero
que mi marido la vea, al menos no por ahora.
Ruperta. – Y que hago si llega
Teresa. - De llegar
mi prima y todavía está el señor, la llevas a tu cuarto hasta que mi marido se
vaya.
Ruperta. – El escondite
Teresa. - ¿Escondite?
Ruperta. – Claro pues señora, siempre que quiere ocultar
algo al señor todo va a mi cuarto
Teresa. – Tú sabes que es celoso, de todo piensa mal
Ruperta. – Si señora, yo solo decía. (Sale)
Teresa se pasea preocupada, mira su reloj varias veces,
ingresa Sinforoso, se detiene unos segundos a observarla.
Sinforoso. - ¡Teresa!
Teresa. - ¡Sinforoso! Que susto me has dado
Sinforoso. – ¡Ah! Te he asustado, que tanto miras tu
reloj, a quien esperas, quien va a venir,
Teresa. – Ya empiezas con tus celos absurdos
Sinforoso. – Celos absurdos, porque te pones nerviosa ,
dime a quien esperas , quieres aprovechar mi salida para recibir visitas
Teresa. – Quien no va a estar nerviosa con todo lo que
ocurre en el país,
Sinforoso. – No cambies el tema Teresa. Estos celos me
están matando, me carcomen el cerebro.
Teresa. – Con lo que celas todo los días ya te debe
quedar poco cerebro.
Sinforoso. – Te burlas, haces mofa de mis sentimientos.
Teresa. – No Sinforoso no me burlo de tus sentimientos,
son tus celos imaginarios los que te hacen actuar así.
Sinforoso. – Ahora dice que son imaginarios, algo ocultas,
si tienes un amante dímelo
Teresa. – Sinforoso no tengo ninguno amante, si quieres
para darte el gusto me consigo uno.
Sinforoso. – Seria lo mejor…, no, no, como me puedes
decir eso Teresa, me hieres con tus palabras.
Teresa. – ¡Ah! Yo te hiero con mis palabras, (Mueve la
cabeza de un lado al otro) sí que eres ocurrente.
Sinforoso. – No es ningún chiste lo que digo.
Teresa. - Sabes ya
estoy cansada de tus celos injustificados
Sinforoso. – Y yo de no poderlos justificar
Teresa. – Porque me tratas así Sinforoso, porque me
torturas (simula que llora)
Sinforoso. – Si, si, si tienes razón amor de vida, perdóname
Teresa, es que a veces no pienso y actuó tontamente
(Mira su reloj) será mejor que me vaya tengo una cita con unos clientes.
Teresa. - Si, mejor
que te vayas rápido, la hora vuela y se te puede hacer muy tarde
Sinforoso. – Cuanto interés en que me vaya rápido
Teresa. -
Sinforoso, otra vez
Sinforoso. - No,
no, ya no se ni lo que digo, me voy, ya regreso (Sale)
Teresa. – Sinforoso, Sinforoso porque serás tan celoso.
Ingresa su prima Teresa
Prima. – Primita como estas
Teresa. – Hola Teresa, estaba preocupada porque no
llegabas.
Prima. – Disculpa, la demore es por el tráfico horrible
que hay en la ciudad.
Teresa. - A ver
cuéntame con detalle todo tu problema.
Prima. – ¿Esta tu marido?
Teresa. – No, ha salido
Prima. - Mejor, como
conoce a mis padres, nos escucha y seguro va corriendo a contarles todo antes
de que yo hable con ellos.
Teresa. – Tienes razón, es medio chismoso, habla nomas con
confianza.
Prima. - Sabes que
me fui a EEUU a estudiar en la universidad de Oxford.
Teresa. – Si, si claro que lo sé.
Prima. - bien, ahí
conocí a Jorge.
Teresa. - Tu
compañero de clases.
Prima. - No, él es
catedrático de la universidad, me ensañaba, lenguas extranjeras
Teresa. – Otra historia de amor del profesor y la alumna.
Prima. - Algo así,
bueno, el me ayudo en mis trabajos de la universidad, me gustaba su paciencia
que tenia para enseñarme, su forma de tratarme y así poco a poco nos
enamoramos.
Teresa. - Tenia
buena lengua ese profesor.
Prima. – Prima por favor, después de varios meses de
enamoramiento no sé cómo salí en embarazada.
Teresa. - ¿No sabes cómo? Mira primita un bebe no lo trae
la cigüeña, tiene que ser entre dos.
Prima. – No pues, me refiero a que no estuvo planificado
que sea tan pronto.
Teresa. – Ya veo,
ahora no quiere reconocerlo.
Prima. – No, no es eso, todo lo contrario, él es un padre
amoroso.
Teresa. - ¿Y dónde esta? ¿Ha venido contigo?
Prima. – No, Yo he venido con mi hija, él se ha quedado
pues terminado el ciclo de estudios como es Catedrático tiene que entregar
informes.
Teresa. - ¿Cuándo piensa venir?
Prima. – Ya debe
estar en camino, lo planificado es que llegue hoy día.
Teresa. – Parece que todo está en orden. ¿cómo puedo ayudarte?
Prima. - La
decisión que tomamos de venir ha sido para hablar con mis padres, tener su
consentimiento y casarnos acá por iglesia.
Teresa. – Es lo mejor que hacen primita, los apoyo en
todo.
Prima. – Gracias Primita, pero sabes cómo es mi papa, con
sus ideas antiguas tengo miedo de que no acepte nuestra relación, lo primero
que va a pensar es que he abandonado los estudios por estar en amoríos.
Teresa. - ¿No has dejado de estudiar? ¿Verdad?
Prima. – No, para nada, me falta solo un año para
terminar
Teresa. – Entonces, ¿Quieres que hable con tu papa?
Prima. – No, primero yo iré hablar con ellos para ir
ablandándolos y cuando llegue con Jorge todo sea más fácil y puedan darnos su
consentimiento.
Teresa. – Todavía no me dices como puedo ayudarte
Prima. – Jorge llega hoy día, del Aeropuerto va al hotel
donde estoy hospedada, por favor puedes ir y traerlo a tu casa, como no conoce
el país puede perderse, de tal manera que todos nos reunamos aqui para ir a
casa de mis padres, yo tengo que hacer unos tramites urgentes en la embajada,
por eso no lo puede traer a tu casa.
Teresa. - Esta
bien, iré a verlo.
Prima. – Por favor que no se entere tu esposo.
Teresa. - Por
supuesto, el no debe saber nada, sino me hace unas escenas, algo se me ocurrirá
para poder traer a Jorge sin que sospeche nada Sinforoso.
Prima. – Es celoso
Teresa. – Celoso, es poco, recontra celoso.
Prima. – Primita disculpa si te doy algún contratiempo.
Teresa. – No te preocupes hace su berrinche, pero al rato
le pasa, ya estoy acostumbrada a sus pataletas. ¿Y la bebe con quien esta?
Prima. – Con la señora que me recomendaste, la llame y la
esta cuidando, mas rato la trae para acá. Bueno me voy SALE
INGRESA SINFOROSO
Sinforoso. – Hola amor de mi vida, me parece a ver visto
salir a tu prima.
Teresa. - Si era
ella.
Sinforoso. - Y a
que ha venido
Teresa. - Eres
curioso
Sinforoso. – Bueno en este caso si soy curioso porque
tengo un motivo
Teresa. – Y cual es el motivo para tu curiosidad
Sinforoso. -
Conversando con el padre de Teresa, me dijo que llegaba la próxima
semana de los EEUU, pero no es así.
Teresa. – Y qué?
Sinforoso. - Que
si le ha mentido a su padre es porque alguna razón tiene no crees
Teresa. – No lo sé,
tendrás que preguntárselo a ella
Sinforoso. – Pero te lo pregunto a ti
Teresa. - Y yo no
te voy a decir nada por chismoso
Sinforoso. – ¡Teresa!
Teresa. – ¡Sinforoso!
Sinforoso. – No quiero amargarme
Teresa. – Haces muy bien te puede afectar al hígado
Sinforoso. – Bueno, bueno, me vas a decir o no a que vino
tu prima.
Teresa. – Si me lo pides así, tan dulcemente (Sarcástica).
Sinforoso. – Por favor amorcito puedes decirme el motivo
de la visita de tu prima.
Teresa. – Ves que
fácil es, bien te diré a que vino, quiere que le compre unos vestidos pues no
ha traído mucha ropa y como piensa quedarse un buen tiempo las necesita, por lo
que voy a salir para hacer las compras
Sinforoso. – Ah! Vestidos
Teresa. - Si
vestidos, eso que usamos las mujeres (Se pone su saco para salir)
Sinforoso. – Vas a salir
Teresa. - Que
cargoso, no te acabo de decir que voy a hacer compras para mi prima.
Sinforoso. - Si,
si ya recuerdo, vamos te acompaño a comprar tus vestidos
Teresa. – Pero yo no me voy a comprar vestidos
Sinforoso. – Que bien
Teresa. – Ni bien, ni mal, yo quiero ir sola y punto.
Sinforoso. – Tendrás motivos para ir sola.
Teresa. - A si es
Sinforoso. – Y se puede saber qué motivos tienes
Teresa. – No!
Sinforoso. – Teresa por favor!
Teresa. – No me amargues, ya te he dicho mil veces que no
quiero que sospeches de mí, no me gusta que me espíes, se lo que hago, y punto,
me voy (Sale)
Sinforoso. – La verdad nunca me da motivos por tanto no
tengo razón a quejarme, se que por cualquier cosa sospecho que me pueda estar
engañando, pero no es así, tengo que cambiar de forma de pensar, tengo que
cambiar, tengo que cambiar.
Florista. – (Entra un florista con una canasta de flores
que tiene una tarjeta y una misiva) Buenas, la señora Teresa
Sinforoso. – Me ha visto con cara de mujer!
Florista. – No señor, me refiero si aquí vive la Sra.
Teresa
Sinforoso. – Si aquí vive, que desea
Florista. – Pues que tengo que entregarle este ramo
flores en propias manos de la Sra.
Sinforoso. - ¿Qué cosa?
¿Y Quién lo envía?
Florista. – No le puedo decir señor, es secreto
profesional de la florería, yo tengo que entregar el Pte. a la misma Sra.
Teresa
Sinforoso. – Bueno, démelas que yo se la entrego.
Florista. – Ud. No es la Sra., además Ud. mismo dijo que
no tiene cara de mujer
Sinforoso. – Démelas, porque no respondo de lo que pueda
pasar, si no lo hace.
Florista. - Oiga,
pero no se amarge, al menos deme algo por la entrega.
Sinforoso. – Le da unas monedas (Intenta coger el ramo de
flores)
Florista. – Solo esto, no me alcanza ni para una gaseosa
Sinforoso. – (Saca un billete y le quita las monedas) Ya,
ya tenga, y lárguese de una vez
Florista. - Ahora
si la cosa cambia, (le entrega el ramo de flores y sale de escena) Buen día
Sinforoso. – Quien le enviara estas flores, (lee la
tarjeta) “Para la única mujer de mi vida. Te amo con locura. Jorge. ¡Jorge! quién diablos será ese Jorge,
la tarjeta trae una nota. (Abre la nota y lee) “Mi dulce y linda Teresa, te envió
este ramo pues quería sorprenderte con mi llegada anticipada, esperando ansioso
vernos en el lugar convenido” con razón no quería que la acompañe a comprar
ropa, si pudiera saber cual ese punto de reunión , los mataría a los dos, esta
es una prueba de su traición, sigo leyendo, el hombre al que debes respeto por
los vínculos que te unen es de esperar que se deje vencer, nos perdone nuestro
amor, y nos permita ser felices. ¡Dios Mio!
Esto es horrible, quiere que yo me ablande los perdone y bendiga su
amorío. “Si nuestros deseos fallan, no hay mas remedio que seguir nuestro plan
B y quitar de en medio el obstáculo que impide que seamos felices”, esto esta más
claro que el agua, quieren matarme, la única forma de quitarme de en medio,
seguro contrataran un sicario o me envenenan o me ahorcaran o me asfixiaran,
tengo que hacer algo, tengo que hacer algo. (Sale)
Ingresa Teresa con Jorge
Teresa. – (Mira alrededor al no ver a nadie) No esta
Sinforoso, mejor no quiero más escenas de celos. Ruperta, Ruperta
Ruperta. – Si señora, ¡Oh, un hombre!
Teresa. – El señor está en la casa
Ruperta. – (Mira a ambos) Señora por favor no me
comprometa en sus cosas.
Teresa. – Cállate Ruperta y no hables tonterías, dime
está o no esta
Ruperta. – El señor está en su habitación
Jorge. - Me
gustaría conocerlo. (Ruperta hace un gesto de asombro)
Teresa. – Te aseguro que no es el momento. (Aparte) Ahora
donde lo escondo…Ruperta llévalo a tu cuarto.
Ruperta. – A quien
Teresa. – A Jorge (Señalándolo)
Ruperta. – Señora yo tengo novio
Teresa. – Y que tiene que ver
Ruperta. – Si se entera que hay un hombre en mi cuarto me
mata.
Teresa, - No seas tonta Ruperta, él es esposo de mi prima
Teresa, escóndelo unos minutos hasta que ella llegue, si lo ve Sinforoso me a
ver a ser lio.
Ruperta. -¡Ah! Si es así no hay problema. Venga por aquí
señor, cuidado con sobrepasarse
Jorge. - ¿Qué dices?
Teresa. – No le hagas caso es media chiflada, anda con
ella por favor hasta que venga tu esposa.
(Salen Ruperta y Jorge, Ingresa Sinforoso)
Sinforoso. – Ya llegaste
Teresa. – Parece que si
Sinforoso. – No te hagas la chistosa, Uff, Uff, Uff, aquí
huele perfume de hombre
Teresa. – Sera el tuyo
Sinforoso. – No, te he dicho que huele a perfume de
hombre, hay un hombre en esta casa
Teresa. – Tú no eres hombre
Sinforoso. – No…, digo Si, a lo que me refiero que es un
olor de perfume de otro hombre no al mío.
Teresa. – Tu y tus celos, el único hombre que hay aquí
eres tú, entonces debe ser tu olor.
Sinforoso. – Ya descubriré, ya descubriré tu mentira,
sabes que a mí no se me escapa nada.
Teresa. - Ahora te
has vuelto el agente 86
Sinforoso. – Pero de esta no te salvas, (trae el ramo de
rosas) y se lo entrega.
Teresa. – Que hermoso ramo, gracias Sinforoso, lindo
detalle
Sinforoso. -No te hagas la tonta, yo no te lo he enviado
Teresa. - (Lee la tarjeta) oh de Jorge
Sinforoso. – Vas a
negar que conoces a Jorge
Teresa. – No voy a negarlo, si lo conozco
Sinforoso. – Y la carta, va dirigida a ti.
Teresa. – Parece
Sinforoso. – No parece, es para ti.
Teresa. – (lee la carta y un aparte) Pero todavía no
puedo decirle la verdad
Sinforoso. – Una pregunta más, cuando me dijiste que ibas
a comprar ropa para tu prima era solo una excusa, verdad
Teresa. – Si tienes razón, solo una excusa
Sinforoso. – Fuiste a encontrarte con Jorge
Teresa. – Si, pero no es lo que piensa.
Sinforoso. – Cállate, debería matarte, pero no tengo el
valor, que la Justicia divina te juzgue
No me digas nada, porque en este momento estoy lleno de
rabia y de colera (Se dirige hacia el interior de la casa)
Teresa. – Que ira hacer, se matara, no, no tiene valor
para eso, mejor le digo la verdad (Cuando se disponía a seguirlo sale Sinforoso
con una maleta)
Sinforoso. – Viva Ud. feliz con su Jorge
Teresa. – Que haces me abandonas. Algún día te
arrepentirás (Llorando)
Sinforoso. – (Aparte) Que no llore porque me ablando. (A
Teresa) La decisión está tomada
Teresa. – Quisiera, pero no puedo decirte la verdad
Sinforoso. – No sé de qué verdad hablas, todo está muy
claro, las pruebas hablan
Teresa. – Si así lo quieres, no confías en mí, pronto
regresaras a mis pies
Sinforoso. – Yo?
Teresa. – Y hasta te harás amigo de Jorge
Sinforoso. – Yo? Ja,ja,ja, Amigo de tu amante, estas loca
mujer.
(Cuando está por salir ingresa Jorge)
Jorge. – Teresa será mejor que…
Sinforoso. - ¡Que cosa! En mis narices y en mi propia
casa con él.
Jorge. – Teresa, es tu marido
Teresa. – Si, es Sinforoso mi marido.
Sinforoso. – Su marido hasta que cruce la puerta, después
su exmarido
Jorge. – Mucho gusto amigo mío
Sinforoso. - ¡Amigo! ¡Esto es el colmo! Uds. sí que no
tienen vergüenza.
Jorge. – Pero que pasa Teresa, no entiendo
Teresa. – Por favor Sinforoso déjame explicarte
Sinforoso. – No hay nada que explicar, las pruebas son
evidentes o también lo vas a negar.
Mejor no digas nada, no voy a ser un drama.
Teresa. – Te vas a arrepentir después de todas tus
palabras
Sinforoso. – Páselan bien, Te deseo lo mejor, adiós para
siempre (Cuando esta saliendo ingresa la prima Teresa)
Prima. – Prima querida, mis padres nos han perdona a mi
como a mi marido Jorge y a mi hijo.
Teresa. – Es una excelente noticia
Sinforoso. - ¿Qué dices?
Prima. – (A Sinforoso) Ahora si puedo contarle mi secreto
primo mío.
Sinforoso. – Tu también estas en secretitos con mi mujer
Teresa. - Por
favor Sinforoso déjala que aclare las cosas.
Prima. - Le pedí a mi prima Teresa que mantuviera en
secreto mi matrimonio civil con Jorge, hasta que pueda hablar con mis padres,
quienes al ver a mi hijo quedaron encantados de su nieto, y han bendecido
nuestra unión, y acá nos casaremos por Iglesia.
Sinforoso. – ¿Entonces las flores?
Prima. -Las flores
que recibió eran para mí.
Jorge. – Como adelante mi viaje al llegar al hotel no
encontré a Teresa, le envié un ramo de flores para sorprenderle de mi llegada
como pensaba que estaba en casa de su prima, las envía para acá.
Prima. – A Uds. Discúlpenos por todos los inconvenientes
que le hayamos hecho pasar y les damos las gracias por su ayuda.
Teresa. – Me alegra que tengan un final feliz.
Prima. - Vamos
Jorge, mis padres están ansiosos por conocerte.
Salen
Sinforoso. –(Conforme escuchaba el relato de la prima
Teresa, se quedaba asombrado y desconcertado. Se arrodilla a los pies de su
esposa) Teresa, Amor de vida, Te pido desde el fondo de mi corazón que me
perdones.
Teresa. – No se si deba perdonarte, tanto sufrimiento,
tantos celos infundados.
Sinforoso. – Tienes toda la razón mi amada Teresa, la
decisión que tomes la aceptare, si no perdonas, te comprendo, me iré a vivir
solo a una isla hasta fin de mis días.
Teresa. – ¡Que sufrido eres! Dime ya no te acosara
sospecha alguna
Sinforoso. – Ninguna,
mis celos extremos me llevan a actuar estúpidamente, pero te prometo que voy a
cambiar.
Teresa. – Si es así Sinforoso y ya no vas a ser más
celoso, te perdono.
Sinforoso. – Gracias mi amor, ya aprendí la lección, te
prometo que nunca más. (Se levanta y abraza a su esposa)
FIN
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